Histórica región de chacras cuyos orígenes se remontan a la fundación de la Villa de Nuestra Señora de Guadalupe de los Canelones. En efecto, ya el 10 de junio de 1782, al proceder Eusebio Vidal a dar orden jurídico a la villa, se estableció el reparto de solares y chacras, manteniendo en la actualidad, algunas de ellas, el trazado y la extensión original; muchas de las actuales familias que se radican en Las Violetas han heredado de sus mayores las respectivas propiedades, por décadas, sin interrupción, dotándola de un notable perfil identitario. La región toma el nombre de la cañada homónima, tributaria de la cañada Echevarría, esta última, uno de los límites entre los municipios de Canelones y Los Cerrillos.

Hasta los primeros años del siglo XX existía en la zona, la famosa “quinta de Las Violetas”, la que contribuyó también a afianzar la denominación del paraje. Numerosas familias canarias y gallegas al principio, e italianas más tarde, se afincaron en estas tierras. También, destacados protagonistas de la gesta libertadora de 1825, tal el caso del baqueano Andrés Cheveste. Atravesando los campos de Las Violetas, por el antiguo camino a Las Brujas, hoy carretera de Las Violetas, innumerables familias orientales avanzaron durante el Éxodo, tras el general José Artigas en su marcha hacia el Ayuí.

Las Violetas es una zona laboriosa, con mucha población rural, marcada en la actualidad por la presencia de viñedos que producen una uva muy apreciada, destacándose los de la bodega Bartora y los de Viñedos y Bodegas “Santa Rosa”. Sobre el camino conocido por los lugareños como carretera de Las Violetas, desde camino Füster hasta el kilómetro 39 de la ruta nacional No. 5 “Brig. Gral. Fructuoso Rivera”, se encuentran algunos comercios, la Escuela No. 88 “Alfredo Nobel” –de gran arraigo en la zona–, la capilla “Virgen de los Treinta y Tres”, y el salón de Francisco Miotti, de uso comunitario, donde se lleva a cabo todos los años, el famoso y tradicional “mondongo” que reúne a buena parte de las familias de la zona.