Estación de Trenes y Molino San Ramón
La llegada del ferrocarril a San Ramón, fundada como centro poblado en 1867, afianzó las comunicaciones de la localidad y su entorno, fundamentalmente con la capital del país. La estación de San Ramón hizo parte del ramal que unía Montevideo con Melo, una extensa línea que se construyó en varias etapas, finalizando los trabajos en 1909. El tramo Toledo – San Ramón, se completó en 1890, y en 1891, fue inaugurada la línea del ferrocarril a Nico Pérez.
La creación de la estación de trenes tuvo tal importancia, que generó un desplazamiento hacia el noroeste, del centro de la localidad; el segundo, ya que anteriormente el centro proyectado alrededor de la plaza pública, se había trasladado hacia los bordes del entonces Camino Real, que acabó por convertirse en la calle principal del pueblo.
El ferrocarril fue decisivo también, para el desarrollo del comercio local y de emprendimientos industriales exitosos, como el tradicional Molino Penela, o San Ramón –cerrado hace años-, situado estratégicamente, al lado de la vía férrea y a pocos metros de la estación. Sabido es, que en sus momentos de auge, la industria molinera de Canelones traducía claramente la calidad de sus molinos, destacándose con nitidez, el de Santa Rosa, el de Storace en Canelones, y el de Penela en San Ramón.
Durante décadas, “la industria local” era el Molino Penela Hermanos, que también abarcaba el ramo de la fideería; la meta de la mayoría de los jóvenes sanramonenses, era trabajar en el molino, donde además laboraban hombres y mujeres.
El ritmo de vida en la localidad, lo marcaba la sirena del molino, a las siete de la mañana cuando los obreros molineros ingresaban al trabajo, a las once –primera salida-, al regreso a las dos de la tarde, y a las seis, al finalizar la jornada, aunque durante muchos años, se cumplían también horarios nocturnos. Hoy, el imponente edificio del emblemático molino, al igual que la vieja estación de San Ramón, declina en silencio, añorando tiempos mejores.