Plaza 18 de Julio
Está ubicada en el centro de la ciudad, es el punto de encuentro de los ciudadanos de Canelones. Se realizan innumerables eventos culturales, como el carnaval, ferias artesanales, fiesta de la alimentación, eventos musicales etc.
La Plaza 18 de Julio – donde se encuentra el Monumento a la Bandera, existe desde los inicios de la villa. Cuando en 1776 el párroco Juan Miguel Laguna llega a la zona y construye la primera capilla, quedó constituida, como era la costumbre hispánica, la que sería la plaza de la localidad. La naciente Villa Nuestra Señora de Guadalupe tenía reservado en su porvenir episodios más que significativos para la historia del país.
En 1813 se instala el primer gobierno patrio y allí se creó y se izó por primera vez el pabellón nacional. Cuando en 1828 se firmó la Convención Preliminar de Paz entre las Provincias Unidas y el Imperio del Brasil, por el cual nuestro territorio se constituía en un Estado independiente, el gobernador provisorio, Joaquín Suárez, oriundo de la zona, planteó la necesidad de crear un pabellón propio. Fue así que nació la primera bandera nacional. Constaba de 9 franjas azul celeste sobre campo blanco, una por cada departamento de esa época, y con un sol sobre el ángulo superior del lado del asta. En homenaje a este episodio y a Joaquín Suárez en particular, durante la dictadura de Gabriel Terra se dispuso la creación de un monumento. Este fue construido entre 1934 y 1939 por el escultor local Juan D´aniello.
En este punto es que la historia aparece con cierto misterio, ya que los vecinos de la ciudad se han encargado de difundir una historia a través de la tradición oral. El misterio más grande es por qué el Monumento a la Bandera nunca tuvo una inauguración oficial. Según algunos de los rumores, cuando la comisión encargada de seguir los trabajos llegó al taller de D´aniello, este había desaparecido; pero allí estaba terminada y solemne, la escultura. La anécdota en sí parece poco creíble, pero es divertida de contar. Otro de los rumores que sobreviven, es que el monumento fue pensado para ubicarlo en otro lugar, en el cual pudiera ser observado desde lejos. Eso explicaría su tamaño excesivo para las dimensiones de la plaza. Misterios al margen, y a pesar de haber sido gestada en una época oscura en la historia del país, con el paso del tiempo “La Joaquina” se ha constituido en símbolo y punto de encuentro para los habitantes de Canelones. Pero este no es el único rasgo distintivo que ha sabido tener la Plaza 18 de Julio. Según cuenta el profesor canario José “Pepe” Vidal, “quedaron grabadas a fuego en la nostalgia de los veteranos, las vueltas a la plaza en las primeras horas de la noche”.
Los fines de semana, a la salida del cine, se daba largada a un curioso paseo de características similares a un ritual de cortejo. Las mujeres y las parejas caminaban en el sentido de las agujas del reloj, mientras que los hombres lo hacían en sentido antihorario. Algunos atribuyen la desaparición de esta costumbre de los años 50 y 60, a unas obras de remodelación de la plaza que demoraron demasiado, pero para Vidal esa no parece explicación suficiente. De todos modos, la plaza se ha mantenido como el centro de reunión por excelencia de la ciudad.
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Dirección
Ubicada entre las calles José Enrique Rodó, José Batlle y Ordoñez, Tomás Berreta y Treinta Tres.